Situado a las riberas del río Yuruari está El Callao, un
pueblo minero que ha sido escenario de encuentro de diferentes culturas que se
establecieron ahí desde mediados del siglo XIX, atraídos por la explotación
aurífera y petrolera. Ingleses, norteamericanos, franceses y antillanos se han
mezclado con los habitantes de origen local, dando lugar a la integración de
sus lenguas y costumbres. Este mestizaje ha encontrado una de sus mejores y más
ricas formas de expresión en la celebración de El Carnaval, convirtiéndose en
una de las tradiciones de mayor alegría y colorido que hay en nuestro país.
Los pobladores se encargan
de los preparativos de la fiesta con suficiente antelación.
Tempranamente comienzan la recolección de fondos, la elaboración de disfraces,
la composición de temas musicales, los ensayos de músicos y bailarines, y el
alquiler de equipos para garantizar que todo esté listo para el esperado día.
Los ensayos finales se intensifican a la entrada del año nuevo con el Grito del Carnaval, celebrado el 1ro de
enero.
El Carnaval de El Callao se inicia propiamente el domingo
con una misa de nueve, seguida por el desfile de las comparsitas de niños disfrazados donde destacan los trajes de las madamas. Entre el júbilo de numerosas personas,
ese mismo día en la tarde desfilan los adultos en las tradicionales comparsas,
cada una con su propio conjunto musical: Los
Veteranos, La Misma Gente, Nueva Onda, La Nueva Versión del Calypso, Renovación
y Galería Siete, entre otros. Los participantes lucen hermosos disfraces y
bailan alegremente desde la tarde hasta la madrugada del lunes, cuando todos
recorren las calles cantando el calipso In
the morning when I wake, en una vieja costumbre llamada Jouvert o Amanecer Feliz.
MÚSICA
La música principal del Carnaval
de El Callao es el Calipso, que
tradicionalmente tiene un ritmo pausado y cadencioso, y en Venezuela adquiere
características propias – la presencia del coro es una de ellas – que lo
diferencian del que se cultiva en otros países del Caribe. El Calipso es una expresión musical que se
formó en las Antillas Menores (Antigua, Dominica, Martinica, Guadalupe, San
Vicente, Barbados, Granada y Trinidad y Tobago, entre otras) por la mezcla de
distintas tradiciones ocurridas a lo largo del proceso de colonización de estas
islas por diferentes potencias europeas.
El Calipso de El
Callao incluye estribillos cantados en inglés y patois, o francés criollo, con letras divertidas y picarescas que
narran sucesos locales. El acompañamiento instrumental es ejecutado por
tambores cilíndricos, resaltando entre ellos el tambor Bumbac y el tambor grande. También están presentes: el cuatro, las
maracas, los rallos, los silbatos y las campanas.
Hay quienes afirman que actualmente, en las fiestas de
Carnaval de El Callao más bien se interpreta Socca, variante del Calipso que tiene un ritmo mucho más acelerado.
En los últimos años y como parte de la misma dinámica cultural, la tecnología
se ha hecho presente en esta celebración, y los cantos a voz en cuello se han
visto adecuados a la incorporación de sintetizadores, amplificadores y
cornetas.
VESTUARIO
El vestuario del Carnaval de El Callao lo constituye una
variada gama de disfraces elaborados especialmente para la ocasión. Entre ellos
destacan: los trajes de las Madamas,
con faldas largas, coloridas y esponjosas, y grandes pañuelos anudados en la
cabeza – como se vestían las matronas de Dominica, Grenada, Martinica y
Guadalupe -; los Diablos, cuyo
principal atractivo son las elaboradas máscaras con cuernos rectos, visten de
color rojo y negro, usan un látigo o mandador para amenazar a los concurrentes;
los Mediopinto, son individuos
vestidos sólo con pantalón corto, cuyos cuerpos, rostros y manos están
ennegrecidos y llevan pintura para untar a quines no les den donativos ante la
voz: “Medio o pinto”, convistiéndose así en el terror festivo de los renuentes
a pagar el peaje.
SIGNIFICACIÓN SOCIAL
La profusa inmigración de antillanos que vinieron como
mineros a El Callao estuvo seguida por el establecimiento de colonias muy
importantes de familias antillanas que se dedicaron a celebrar esta fiesta como
parte de la cultura que traían de su tierra natal. Desde entonces, el Carnaval – por ofrecer libertad e
igualdad – se convierte año tras año en ocasión ideal para liberar tensiones, expresar críticas y contar, cantando, los hechos
más picarescos ocurridos entre los pobladores.
Fuente: Atlas de Tradiciones Venezolanas
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